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Fotografía: laotraandalucia.org

Entre lo urgente y lo importante… proteger como nunca antes a la niñez trabajadora

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Pocos días antes de que comenzara la emergencia del COVID-19, se discutía sobre uno de los sempiternos problemas  de nuestro país: el tema de la niñez trabajadora.

Esta vez, la polémica se desató cuando “En Europa y el mundo resonó el nombre de Guatemala a comienzos de marzo de 2020. Una investigación periodística de la televisora británica Channel 4 Dispatches denunció que, en al menos siete fincas de café en Guatemala, hay niños y niñas trabajando”.  Situación que ha sido negada desde hace años por todo el sistema de los grandes productores del café, de las autoridades gubernamentales, en general, y el Ministerio de Trabajo y Previsión Social, en particular.

Tal vez, por ahora, es forzoso dejar lo importante por lo urgente y, en este caso, lo urgente ha sido tomar las medidas adecuadas para combatir el virus y salvaguardar la salud y la vida de las inmensas mayorías desprotegidas de nuestro país.

No obstante, también es fundamental tener presente que no podremos eludir nuestra responsabilidad con lo que hubo antes y con lo que vendrá después… y será entonces que tendremos que retomar lo importante que, por supuesto, se hará aún más patético por las evidencias que esta urgencia está desvelando, así como por las consecuencias que seguramente  habremos de sufrir por mucho más tiempo del que ahora estamos imaginando.

La niñez trabajadora es uno de esos temas al que deberemos volver, pero esta vez con mejores elementos, porque nuevamente reviviremos la misma constante histórica: las autoridades responden a los problemas de la ciudadanía, priorizando las necesidades de quienes menos las tienen; y es así como han respondido ante cada embate de la naturaleza en nuestra contra.  El terremoto de 1976 es un ejemplo de ello; y, ahora, este fenómeno del empobrecimiento y el abandono se agudiza aún más, por el tema del Coronavirus.

¿Y qué va a pasar después, cuando sea el momento de retomar lo importante?  ¿Será que autoridades y  cafetaleros seguirán negando la explotación laboral de la niñez, a pesar de las prohibiciones emanadas del Código de Trabajo, de la Ley de Protección de la Niñez y Adolescencia, de dos convenios de la Organización Internacional  del Trabajo (OIT) ratificados por Guatemala? ¿Será que seguirán haciendo oídos sordos a los abundantes testimonios en los medios y de las ONG que están clamando por la dignificación de la niñez trabajadora?

Dignificación, porque en un país como el nuestro, las personas más empobrecidas, aquellas que trabajan la tierra de sol a sol recibiendo exiguos salarios, necesitan de la colaboración y participación de todas y todos los miembros de su familia para lograr, apenas, sobrevivir. Y es aquí cuando las autoridades deben reforzar los sistemas de control y castigar en forma debida a quienes abusan de la niñez sometiéndola a tareas pesadas, falta de salarios dignos y prestaciones,  a horarios que sobrepasan, con mucho, su capacidad, e interfiere con su escolaridad.  En pocas palabras, a condiciones de explotación laboral.

Si bien es cierto que, por ahora, es vital responder ante lo urgente,  también resulta imposible comprender cómo se va a lograr sobrevivir, cuando la tan anunciada ayuda gubernamental brilla por su ausencia para quienes realmente la necesitan. Pareciera que este es un tema de nunca acabar, un círculo vicioso del cual nos resulta imposible salir… y peor aún cuando en plena cuarentena se escucha denuncias por corrupción en contra de la insaciable voracidad de los responsables de la cartera de salud.

Guatemala, nuestra Guatemala eternamente empobrecida, y maltratada, siempre padeciendo los peores embates de los explotadores, de los violadores, de la naturaleza, de las enfermedades… y ensañándose siempre contra una igualmente empobrecida y maltratada niñez y adolescencia.

La tarea es enorme, pero habremos de sobreponernos y cuando ello pase, debemos reencontrarnos unos a otros más humanizados y más conscientes de que las cosas deben cambiar y que solo nosotros podremos sentar las bases sociales para proteger, como antes nunca, a las personas más vulnerables, entre ellos, a la niñez trabajadora.

1 de mayo de 2020
Día Internacional del Trabajo

Fuentes: